Me llamo Nerea, aunque muchos me conocen como Luna. Desde siempre he sentido una profunda conexión con el mundo espiritual. La astrología me acompañaba en silencio desde joven, como un susurro que no terminaba de entender… hasta que, a los 20 años, la vida me dio un giro inesperado.

La muerte de mi mejor amiga fue una sacudida que lo cambió todo. Me hizo cuestionarlo todo: quién era, qué sentido tenía mi vida y qué había venido a hacer aquí. Esa crisis profunda me llevó a iniciar un viaje interior. Me formé en el Máster de Desarrollo Personal y Liderazgo de Borja Vilaseca, y fue allí donde la astrología apareció de verdad, con fuerza, con sentido, con propósito.

Me formé como astróloga en Cosmograma, especializándome en astrología psicológica, y desde entonces no he dejado de acompañar a personas en su camino de autoconocimiento.

A los 26 años me convertí en madre, y ese fue otro portal inmenso en mi vida. La maternidad trajo consigo nuevas preguntas, nuevos aprendizajes y un deseo aún más profundo de entenderme para poder acompañar. Me formé en el método Huber, enfocándome en cómo la astrología puede sostenernos como madres.

Para mí, la astrología no es solo una herramienta. Es un lenguaje vivo. Es un camino de regreso a una misma. A través de ella, aprendí que para criar con presencia no basta con conocer la carta de nuestros hijos: necesitamos conocer la nuestra. Reconocer nuestras luces y sombras, nuestras heridas y dones, y desde ahí, maternar con consciencia.

Hoy mi propósito es crear un espacio de luz para las madres. Un lugar donde puedan sentirse vistas, reconocidas, sostenidas. Donde la astrología sea una brújula, no solo para criar, sino para vivir.